El autoconocimiento es un camino complicado de transitar, sobre todo si has pasado muchos años siendo incapaz de definirte.
¿Quién soy? Fue la pregunta más impactante a la que tuve que enfrentarme en el inicio de mi camino del desarrollo personal.
Tuve que regresar de donde había partido para reconocerme e introducirme en las profundidades de mis miedos a mirarme en el espejo que tenía delante.
Comprendí en estos años de mi aprendizaje emocional, que saber quién soy y a dónde me dirijo es el punto de partida; como si las piezas de este gran puzle comenzaran a encajar y por fin voy viendo una imagen de lo que puede haber detrás de ella.
Muchas veces confundimos ser lo que somos con ser lo que hacemos. Cuando esto pasa terminamos por hacer lo que no queremos para seguir siendo lo que creemos ser.
Leído en muchos sitios…
Saludo al Buda que hay en ti…
Saludo al Buda que hay en ti. Puede que no seas consciente de ello, puede que ni siquiera lo hayas soñado, pero eres perfecto y nadie puede ser otra cosa.
El estado de Buda es el centro exacto de tu ser, no es algo que tiene que suceder en el futuro, ya ha sucedido. Pero estás profundamente dormido, no sabes quién eres.
No es que tengas que convertirte en alguien, únicamente tienes que reconocerlo, tienes que volver a tu propia fuente, tienes que mirar dentro de ti mismo.
Permite que tu corazón sepa que eres perfecto. Yo sé que puede parecer presuntuoso, puede parecer muy hipotético, no puedes confiar en ello totalmente. Es natural. Lo comprendo. Pero permite que esta idea se deposite en ti como una semilla, y en torno a ese hecho comenzarán a suceder muchas cosas y podrás comprender algunas cosas.
Con esta visión en la mente, que eres perfecto, que eres un Buda floreciendo, nada falta, todo está listo, solo hay que poner las cosas en el orden correcto.
Lo único que necesitas es un poco más de conciencia. El tesoro está ahí, tienes que traer una pequeña lámpara contigo. Una vez que la oscuridad desaparezca, dejarás de ser un mendigo, serás un Buda.
Serás un soberano, un emperador. Todo el reino es para ti, sólo tienes que reclamarlo. Pero claro, no puedes reclamarlo si crees que eres un mendigo. No puedes reclamarlo, no puedes ni siquiera soñar con reclamarlo si te sientes un mendigo. Esta idea de que eres un mendigo, de que eres ignorante, de que eres un pecador, ha sido predicada desde tantos púlpitos a través de los tiempos que se ha convertido en una verdadera hipnosis en ti.
Esta hipnosis debe ser desbaratada. Y es justamente para romperla que comienzo con este saludo: Saludo al Buda que hay en ti. Osho
¿Cómo me voy reconociendo?
En este precioso escrito de Osho, comprendo que para llegar a conocerse y saber quién soy, sólo haga falta despertar, dejar de creerme lo que me dijeron que era. Dejar de actuar mendigando permisos de otros para convertirme en lo que supuestamente “debería ser” frente a la tribuna.
Defender mi derecho de sentir las cosas buenas o malas que me suceden, sin esperar a que alguien me diga cómo debo sentir. Pienso, siento y actúo, con absoluta responsabilidad, haciéndome cargo y respondiendo con habilidad ante mis errores, sin bajar la cabeza, sin esconderme, sin bajar la voz. Y a su vez me concedo el permiso de callarme lo que pienso y siento, si así lo quiero en ese momento.
Virginia Satir, le llama a esto “libertades esenciales”. Me permitirán decidir el lugar del mundo donde quiero estar, la manera que quiero de ganarme el alimento y la distancia o cercanía que quiero tener con los demás. Darme cuenta de lo que puedo hacer, de los riesgos que quiero correr y asumirlos.
Este autoconocimiento me permite salir a buscar en el mundo lo que creo que necesito sin esperar que nadie me de su aprobación para conseguirlo. Habrá personas que no les guste que me tome estas libertades. Habrá otras que me consideren rara o peligrosa. Pero si no empezamos por darnos este permiso no habrá despertar posible.
Mirarme al espejo, fue una tarea muy difícil. Y no se trató solamente de conformarme con lo que veía, sino más bien de Aceptarme sin juzgar, buscando profundamente a la única persona que sería capaz de vivir un presente, aceptar un pasado y crear un futuro.
No hay nadie más crítico que uno mismo.
Un gran crítico…
Encontrar el equilibrio perfecto entre el Ser, Estar y Parecer, sigue siendo una asignatura pendiente en este camino del autoconocimiento, que tiene toda la pinta de no terminar jamás.
Estaré muy cerca de tí, por si te apetece que charlemos …
¿Nos vemos en el camino?